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Primer equipo

LA DIFICULTAD DE METERLE UN GOL AL IBIZA

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En el fútbol de bronce tan solo cinco equipos han encajado menos goles que los ibicencos.

La buena trayectoria del Ibiza se puede explicar de atrás a adelante. Los celestes son uno de los equipos más sólidos de toda la Segunda B. En el fútbol de bronce tan solo cinco equipos (San Fernando, Cartagena, Badajoz, Olot y Baleares) han encajado menos goles que los ibicencos. El equipo que entrena Pablo Alfaro ha recogido trece veces el balón de dentro de su portería, la misma cantidad que el Sabadell, el líder del grupo III. El promedio de 0,72 goles recibidos por partido habla muy bien del trabajo defensivo que está haciendo una plantilla que también se destaca por su capacidad goleadora (29 tantos en 18 encuentros, a 1,6 de media).

Ser duro de roer es una de las grandes bazas del Ibiza. El mérito es compartido, empezando por el marco. Alfaro dejó claro ya en pretemporada que los dos porteros del Ibiza tendrían oportunidades a lo largo del curso. Empezó jugando Germán Parreño, que completó las primeras seis jornadas como titular. Después de que uno de los fichajes de este verano dejara hasta en cuatro ocasiones el arco sin perforar le llegó la oportunidad a Lucas Anacker. El brasileño, segunda temporada en el club, jugó cinco jornadas seguidas, demostrando los grandes reflejos que exhibió en el último tramo de la campaña anterior. Después, los dos guardametas han aparecido tres domingos consecutivos cada uno, teniendo Germán la posibilidad de disputar el derbi contra la Peña Deportiva. Ambos, acompañados en los entrenamientos por Jorge Chanza, el tercer portero del Ibiza que juega con el Sant Rafel en Tercera División, están rindiendo a un gran nivel. Les protege una defensa donde excepto en el lateral izquierdo (Morillas es el único futbolista del Ibiza que ha jugado todos los minutos en las 18 jornadas disputadas) las rotaciones han sido habituales en el resto de posiciones, bien cubiertas por centrales y laterales de perfiles muy variados. Así ha ocurrido también en el pivote: pese a ser la opción más habitual, Núñez está compartiendo minutos con Toni Arranz, dos mediocentros de características complementarias. El objetivo, como ha repetido el míster en más de una ocasión, es tener enchufados al mayor número de futbolistas posible. Para ello, todos los integrantes del Ibiza, jueguen en la demarcación que jueguen, saben que el desgaste físico a la hora de defender desde que el rival inicia jugada es innegociable. El trabajo colectivo sin balón -unido al estilo de un equipo que ama controlar los partidos desde la posesión, siendo atrevido en ataque pero concediendo pocas grietas al adversario- se traduce en datos: ocho jornadas sin encajar, otros ocho partidos recibiendo un gol (solo Las Palmas B y Atlético B lograron meterle tres y dos, respectivamente; ambos partidos fueron muy igualados y el Ibiza perdió por la mínima), bagaje casi idéntico en el fortín de Can Misses (seis goles recibidos) y fuera de casa (siete)... Queda algo más de media liga por disputarse, tiempo suficiente para que el Ibiza acabe de levantar una casa que, en los planos del cuerpo técnico, aparece dibujada sobre fuertes cimientos.